El Crematorio Jayme Augusto Lopes, conocido popularmente como Crematorio de Vila Alpina, está ubicado en Jardim Avelino, en el lado este de la ciudad de São Paulo. Su diseño estuvo a cargo del arquitecto Ivone Macedo Arantes -entonces empleado del Departamento de Cementerios de la Ciudad de São Paulo- y fue inaugurado en 1974. Es considerado el primer crematorio de Brasil y América Latina y uno de los más grandes de Brasil y el mundo.
El diseño está dedicado a los momentos de duelo de las familias y los miembros cercanos de los fallecidos, utilizando la arquitectura para crear un espacio perfecto para ceremonias, en un cruce entre teatro y capilla. Su ubicación en medio de un parque arbolado está lejos de un paisaje generalmente diseñado para un cementerio, si no que se asemeja más a un espacio para de ocio.
El edificio fue construido con hormigón armado visto con pocos apoyos y tiene un diseño muy geométrico que hace eco de las obras de la arquitectura brasileña moderna, especialmente las del arquitecto moderno Vilanova Artigas. Se trata de un edificio muy horizontal con grandes vigas longitudinales de hormigón visto fundidas en obra que tocan suavemente el suelo sobre pilares en forma de V. Las vigas transversales más pequeñas se conectan a las vigas longitudinales y proporcionan estructura al techo. El programa funcional en la planta baja es totalmente independiente de la estructura, adoptando muchas configuraciones diferentes. Dos niveles subterráneos comprenden las áreas técnicas, espacios para empleados, mantenimiento y dos hornos crematorios.
Dentro de la cámara ecuménica, las gradas de concreto están dispuestas en un círculo alrededor del ataúd que inicialmente se coloca en un elevador ubicado en el piso inferior y luego se eleva al salón de ceremonias, que simboliza la ascensión del alma a los cielos. En esta sala, la ceremonia dura unos 15 minutos e incluye sistemas de sonido y video, lo que permite compartir fondos musicales e imágenes en tiempo real a través de Internet.
Tras el ritual de despedida, el cuerpo desciende de nuevo al piso inferior del edificio, donde se ubican las cámaras frigoríficas y los crematorios. El cuerpo regresa a la cámara y se mantiene allí por un período de 24 a 84 horas hasta la cremación debido a dogmas religiosos o requisitos legales. Este espacio cuenta con dos hornos que pueden realizar unas 25 cremaciones por día y aproximadamente 750 cremaciones por mes.
Tales instalaciones aún son inusuales en Brasil, pero se espera que en el futuro se erijan más de estos edificios y espacios dedicados al fin de nuestras vidas, ya que las extensas áreas de enterramiento se han vuelto cada vez más escasas, habiendo dado lugar ya al concepto de cementerios verticales, por ejemplo. El edificio muestra un nivel de sensibilidad que rara vez se encuentra en proyectos de este tipo en Brasil. Es un lugar para reflexionar, recordar y despedirse. Está cuidadosamente situado entre la vegetación creando un microcosmos de paz y respeto por los fallecidos.
Referencias Bibliográficas
- MELENDEZ, Adilson. Projeto para o fim da vida. [Proyecto para el fin de la vida] Consultado el 29 de mayo de 2018 <https://arcoweb.com.br/projetodesign/memoria/projeto-para-o-fim-da-vida-20-01-2009>
- SANTOS, Aline Silva. Morte e Paisagem: Os jardins de Memória do Crematório Municipal de São Paulo. [Muerte y paisaje: los jardines de la memoria del Crematorio Municipal de São Paulo] Tesis de Maestría, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de São Paulo. 2015.
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Arquitectos: Ivone Macedo Arantes
- Año: 1974
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Fotografías:Estúdio Flagrante, Matheus Pereira